Jornadas de Inclusión a la vida Universitaria

El momento del ingreso a la universidad constituye un espacio y tiempo específico y fundamental de inclusión de los jóvenes en la cultura del nivel superior. Comenzar a transitar las nuevas configuraciones implica un andar progresivo y gradual de comprensión de nuevas formas de codificación. Por ello, creemos que durante el curso de ingreso es necesario trabajar un abordaje amplio que ponga en juego categorías como las relaciones de los sujetos, de los jóvenes en particular, y con las prácticas de lectura y escritura.

Sostenemos que los estudiantes llegan a la puerta de la universidad siendo poseedores de una experiencia cultural diversa y desde ella se construyen sus recorridos hacia las propuestas que el nivel superior ofrece. Al respecto dice Giroux (1996) que se invita a enseñar y aprender considerando que la lectura y la escritura ofrecen a los estudiantes la oportunidad de reescribir los textos de la cultura dominante como un acto de compromiso crítico, y aprenden cómo escribir en diversas formas de alfabetización.

Nos proponemos pensar las prácticas culturales del leer y escribir en relación con las otras variables del mundo social actual. Nos preocupa trabajar en la producción, redacción que ponga en movimiento el uso del lenguaje, reconociendo su carácter artificioso, porque entendemos que la lectura y escritura son prácticas culturales complejas. En este sentido, no queremos dejar de lado una dimensión importante, la de “experiencia”, entendiéndola como aquellos acontecimientos que nos transforman como sujetos, que dejan huellas, que nos conmueven y nos permiten ser otros.

A partir de esta premisa, resulta imprescindible trabajar durante el ingreso con la lectura, escritura y oralidad desde diferentes metodologías, por ello, insistimos en un cursado de doble jornada para que múltiples discursos dialoguen con el Derecho a la Educación y las Trayectorias Formativas, amasando al lenguaje, ampliándolo, reduciéndolo, ilustrándolo, dándole resonancia a la cultura y al contexto.

Con ello posibilitaremos a los estudiantes, desde la perspectiva de la inclusión, fortalecer la comprensión global de la alfabetización académica y la cultura ciudadana para un transitar democrático dentro de su formación profesional. El paradigma de la inclusión adopta una perspectiva social-pedagógica dando lugar al análisis de las dificultades en relación con un determinado contexto de enseñanza. Las dificultades no se consideran inherentes al sujeto sino que lo son en determinadas condiciones, y podrían no serlo si éstas varían.

Se plantea, entonces, eliminar o diluir las barreras que contribuyen a la dificultad, para poder brindar los acompañamientos y ayudas necesarios. La institución inclusiva plantea las dificultades en relación con un determinado contexto, no se trata de compensar sino de andamiar, generar redes que posibiliten progresar curricularmente junto a otros y promover el trabajo colaborativo, participativo.