Evaluación en línea: posibilidades, tensiones y desafíos

 

Material elaborado en base a la Charla Virtual desarrollada por la
Mgter. María Mercedes Martin (UNLP)
Desgrabación y edición realizada por la Prof. Carla González

El quince de marzo de 2020 las clases se suspendieron, todos tuvimos que pensar modos y estrategias para ver qué hacíamos, y hay que entender que los estudiantes también tienen que aprender estrategias para ser estudiantes virtuales.

Nuestros estudiantes tienen enorme cantidad de estrategias para ser estudiantes presenciales, es decir, el alumno presencial sabe a qué aula tiene que ir, cómo se tiene que sentar, en qué lugar se tiene que sentar según qué quiere de esa clase, según cuánto le interesa, la cara que hay que poner.

Existe una cantidad de signos y de señales en la presencialidad que no se pueden reproducir en la virtualidad porque estamos en un ámbito doméstico.
Este es un punto fundamental, todos estamos trabajando en un ámbito doméstico y que contamos con los recursos que tenemos en casa, no contamos con recursos institucionales.

Entonces la pregunta es con todo esto que estamos diciendo ¿Se puede evaluar en este escenario? La respuesta es sí, se puede evaluar pero hay que diseñar esas evaluaciones.

Habitualmente un estudiante entiende que tiene que estudiar e ir a responder preguntas de manera presencial, sean escritas o sean orales o a resolver ejercicios. En la evaluación en línea o en la virtualización de las evaluaciones, tenemos que diseñar un poco más porque es un ámbito en el que habitualmente no nos desarrollamos.

Situación actual de la evaluación en línea en la universidad

1. La copia

El conocimiento circula de una manera absolutamente inédita. Una pregunta que yo hago en un examen, si un alumno la puede contestar “googleando”, merece ser googleada. La idea construir un examen donde no se puede copiar fácilmente. Debería ser un examen a nivel de comprensión, interpretación análisis y crítica de lo estamos trabajando y no de información.
La copia no es un problema de la virtualidad, la copia es un problema del tipo de evaluación que yo construyo. Si construyo una evaluación de datos, la copia es un problema para mí. Si construyo una evaluación más parecida al ejercicio profesional, donde teniendo toda la información en nuestros teléfonos, ya no necesariamente tenemos que llevar todo en nuestra memoria, sino más bien hacerlo reflexionar.

2. Tecnologías digitales

No hay un pasaje automático de las propuestas presenciales a las en línea. Las tecnologías digitales no son milagrosas aunque lo parezcan. Lo que va a hacer que esa propuesta sea interesante, es la propuesta pedagógica, que yo medie con esas tecnologías digitales, no las tecnologías digitales en sí misma. Las tecnologías son nuestro puente entre nosotros y los estudiantes, entre los estudiantes y el conocimiento, entre nosotros y el conocimiento y los estudiantes. Concebir a las propuestas pedagógicas mediadas por las tecnologías y no a la inversa. Para evaluar con tecnologías hay que saber qué nos permite cada herramienta, pero no suponer que la herramienta va a ser la que nos resuelva el problema de la evaluación. La herramienta lo que lo que hace es permitirnos hacer cosas, diversificar, pero nunca es así como está. Yo estoy convencida que la acción pedagógica del docente puede estar optimizada o potencializada por las tecnologías porque nos permiten hacer un montón de cosas, pero suplantada no.

3. Multidisciplinaridad

La propuesta es construir propuestas ricas y complejas y no pensar solos. Nadie puede pensar solo una propuesta de educación a distancia, necesito gente que sepa de tecnología, gente que sepa de educación, gente que sepa del tema que se va a dar, comunicadores, diseñadores, etc. Piensen con sus equipos de cátedra y pidan apoyo institucional.

4. Enfoque cualitativo

El enfoque cualitativo se lo ha considerado históricamente en la educación como un enfoque alternativo, esto es histórico, no es actual. Sin embargo, ahora pensamos en enfoques cualitativos para la evaluación de los procesos educativos. Esto, justamente se refiere a que, en los procesos, importan las singularidades. La virtualidad nos permite también generar ciertos recorridos alternativos porque si yo le doy un enfoque cualitativo, me permite captar la singularidad. No es un recorrido ni más fácil, ni más sencillo, es un recorrido que es equivalente, que considera las particularidades. Es una de las grandes potencialidades de la virtualidad y de las tecnologías.

5. Contexto heterogéneo

Es importante conocer las condiciones de conectividad previas a las fechas al momento del examen y tener en cuenta las particularidades, por ejemplo: si el alumno solo cuenta con un teléfono celular, puede ser que se le dificulte la escritura de un texto. La realidad es que hay muchos estudiantes que escriben en el teléfono celular. Esto es algo inevitable, pero también el estudiante puede escribir en una hoja con su puño y letra, firmarla, sacar una foto y que ese texto nos entregue. Es decir, que se contemplen la heterogeneidad del contexto.

6. Protocolos institucionales

Pueden aparecer inconvenientes de conectividad y para esto es importante tener protocolos institucionales, es decir, pensar qué pasa cuando un estudiante estaba dando un examen y se corta la luz. Esto puede suceder y debemos tener protocolos que tienen que estar compartidos también con los estudiantes. Todos tenemos que saber qué hacer en esa situación que puede pasar y que nos puede pasar a nosotros.

Tipos de evaluación

¿Qué tipo de evaluación es la correcta? ¿En qué momento evalúo? ¿La evaluación es algo que siempre se da al final de un trayecto formativo?

Acá encontramos tres momentos:

Diagnóstico. Aquellas evaluaciones que tomamos donde vemos qué pasa en el aula, cuánto saben o qué disposiciones tienen para determinados temas. Se trata de conocer sus disposiciones sobre los temas a abordar.

Formativa. Aquellas evaluaciones que se dan a lo largo del proceso y que permiten anticipar las dificultades. Con este tipo, lo que logro es poder realizar acciones que ayuden a los estudiantes antes de tener que ponerles una calificación.

Sumativa. Aquellas evaluaciones relacionadas con los resultados.

Estas evaluaciones están así separadas para que las pensemos, pero en la práctica todo el tiempo estamos haciendo esto o debiéramos estar haciéndolo, lo que no quiere decir que si hacemos una evaluación formativa no tengamos que poner notas. Podemos tener estas cuestiones combinadas. Lo que resulta muy interesante es pensar en quiénes evalúan.
Nosotros habitualmente trabajamos con “profesores evaluando estudiantes”, pero existen otras opciones:

Autoevaluación. Un estudiante evaluándose a sí mismo

Coevaluación. Un estudiante evaluando a sus pares.

Metaevaluación. Se trata de evaluar las evaluaciones, es preguntar ¿qué te pareció esta evaluación?, ¿te resulta interesante?, ¿la pudiste resolver?, ¿era muy fácil?, ¿muy difícil?, ¿tenía que ver con los modos y las cosas que hacemos habitualmente en clase? También evaluarnos a nosotros mismos: ¿evaluamos solamente la información? ¿evaluamos la comprensión?, ¿Les pedimos a los estudiantes que hagan cosas con esos contenidos que aprendieron?, ¿Les pedimos que generen un escrito, que analicen un caso, una formula, un problema, que investiguen? Si enseñamos solo información no les podemos pedir a los alumnos que valoren los modos de la enseñanza.

Después tenemos decisiones que tomar, si estas evaluaciones van a ser asincrónicas o sincrónicas.

Me pregunto:

¿Necesito tener al alumno adelante para evaluarlo?

¿siempre necesito tenerlos en todos los momentos de la evaluación o puedo hacer evaluaciones asincrónicas?

¿puedo alternarlas o la evaluación puede llenar partes asincrónicas y partes sincrónicas?

¿esta evaluación es parcial o final?

¿es formativa o es sumativa?

¿qué voy a mirar y donde voy a mirar?

¿qué aspectos del proceso voy a mirar?, ¿qué información necesito?

¿es individual o es grupal?

¿es necesario que siempre las evaluaciones sean individuales?

Estas son algunas decisiones, propuestas, problemas, casos, situaciones hipotéticas que hay que tenerlas en cuenta.

Se trata de empezar a pensar la evaluación como una construcción compleja.

 

Propuesta final

Tener pensado uno o dos recorridos alternativos aunque no fueran personalizados.

En este caso yo les cuento todo porque lo sé, no tenía 500 alumnos, tenía 50, pero tener recorridos alternativos y diversificar las propuestas ayuda a la inclusión, eso es fundamental y cuando digo diversificar las propuestas, digo que las clases puedan ser en vídeos, sincrónicas o en papel.

Cuando digo diversificar la propuesta de la cátedra, digo que se ayuda a incluir a más estudiantes y ayuda de alguna manera equilibrar las diferencias de acceso y de conectividad. No podemos salir a dar conectividad al mundo, pero sí podemos hacer algunas cosas.

Otra cuestión muy importante es compartir previamente los criterios de evaluación, esto debiera ser una ley siempre.

La claridad en la evaluación es parte del contrato pedagógico. Explicar al estudiante los criterios que consideramos para evaluar es fundamental.
Así como también, es súper importante evaluar lo que se da y los ejercicios que se practican. No se los puede evaluar de una forma que nunca practicaron.

Finalmente, cuando decimos que la evaluación es parte del proceso de enseñanza, es porque desde la evaluación se pueda aprender. Porque seguimos enseñando y está bien que se aprenda en la evaluación.

Cuanto más complejo es el nivel de los conocimientos que nosotros proponemos, a veces más se tarda en entender la propuesta del profesor, y a veces la evaluación es el momento en que los alumnos dicen “ahora entiendo”, aunque les haya ido mal.

Se empiezan a comprender procesos que antes resultaban inentendibles, porque no estamos hablando de recordar información, estamos hablando de operaciones intelectuales superiores.

Esta charla no agota todos los temas de evaluación, al contrario, la idea es que, a partir de aquí, se planteen un montón de preguntas y de cuestiones que tengan que resolver.
Que se animen a evaluar de maneras distintas, que no piensen solamente en tomar la mesa de examen como cuando estamos en la presencialidad.

Lo que desafía y entusiasma a los estudiantes son las buenas propuestas.

Lo que nos pasa ahora es que la tecnología es nuestro modo de encontrarnos porque si no, no nos podríamos encontrar.

 

Lo motivador son las buenas propuestas. Ese es el desafío: pensar en los aspectos pedagógicos de la evaluación mediada por las tecnologías.