Hacia el diseño de un sistema educativo situado, remoto y en red

 

“Experimentamos métodos, técnicas, procesos de comunicación. Superamos procedimientos. Nunca abandonamos la convicción, que tuvimos, de que sólo en las bases populares y con ellas podríamos realizar algo en serio y auténtico. De ahí que jamás admitiremos que la democratización de la cultura sea su vulgarización ni tampoco que sea algo fabricado en nuestra biblioteca y entregado luego al pueblo como prescripción a ser cumplida”.

Paulo Freire

 

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Para leer

Objetivo general de la propuesta

 

Generar un ámbito de reflexión, discusión y construcción de acciones, educativas que, en el actual desarrollo tecnológico y la coyuntura local, permitan el diseño de propuestas educativas flexibles y de calidad; pertinentes e inclusivas para estudiantes, docentes, no docentes y la comunidad en general. Se hace especial énfasis en la consideración, en este marco, de cuestiones centrales en la educación con adultos y adultas como la alternancia, la permanencia, los ritmos de vida sociales y las posibilidades concretas de involucramiento en los trayectos.

 

Calidad, inclusión y pertinencia en la educación

La Declaración de la Conferencia Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe – CRES 2008 , celebrada en junio de 2008 en Cartagena de Indias (Colombia) postula reiteradamente la relación indisociable entre calidad y pertinencia en la educación. Así en el documento se afirma que

La calidad está vinculada a la pertinencia y la responsabilidad con el desarrollo sostenible de la sociedad.
Ello exige impulsar un modelo académico caracterizado por la indagación de los problemas en sus contextos; la producción y transferencia del valor social de los conocimientos; el trabajo conjunto con las comunidades; una investigación científica, tecnológica, humanística y artística fundada en la definición explícita de problemas a atender, de solución fundamental para el desarrollo del país o la región, y el bienestar de la población; una activa labor de divulgación, vinculada a la creación de conciencia ciudadana sustentada en el respeto a los derechos humanos y la diversidad cultural; un trabajo de extensión que enriquezca la formación, colabore en detectar problemas para la agenda de investigación y cree espacios de acción conjunta con distintos actores sociales, especialmente los más postergados.

Esta relación entre calidad y pertinencia es fundante de las propuestas a llevar adelante en el desarrollo de trayectos educativos comprometidos con la realidad de los y las estudiantes. Las necesidades sentidas por la comunidad en cada uno de los espacios en los que se lleve adelante un esquema de inclusión son centrales para la formulación de los cursos. Pero, también, todos los saberes que aportan los y las participantes de los cursos son especialmente valorados y debidamente acreditados luego de un proceso reflexivo que favorezca la construcción colectiva de los conocimientos.

Al decir de Paulo Freire, en una educación crítica y liberadora

Lo que se impone, de hecho, no es la transmisión al pueblo de un conocimiento previamente elaborado, cuyo proceso implicara el desconocimiento de lo que para el pueblo es sabido y, sobre todo, de lo que el pueblo sabe; sino una devolución que se le hace al pueblo, en forma organizada, de aquello que él nos ofrece en forma desorganizada.

Así la dimensión territorial adquiere una importancia fundante en la elaboración de las propuestas que llevamos adelante, imponiendo diferencias en cada entorno para profundizar la pertinencia de los trayectos.
La Declaración citada, ya en su apartado de Plan de Acción, sostiene que es necesario “afirmar la noción de calidad vinculada a la pertinencia e inclusión social”.
 
Esta tríada de inclusión, calidad y pertinencia es la que ordena y organiza las acciones y propuestas necesarias en cada situación. Se trata de una tríada siempre inestable, siempre en tensión, que requiere permanentemente revisión y atención al desarrollo de los trayectos; al resultado provisional de cada etapa y las motivaciones hacia la etapa siguiente.

 

No hay calidad para unos pocos. Eso es elitismo. Es expulsión.

La calidad requiere de todas y todos, de la inclusión. Pero esa inclusión, por otro lado, dificulta muchas veces los procesos cualitativamente.
Se trata entonces de un desequilibrio estructural y necesario, constitutivo del esquema propuesto.

Y no se trata de incluir solamente como un acto de la institución hacia quienes buscan participar del trayecto. Es central en el proceso pensar la inclusión como un vínculo entre pares.
 
Nuevamente, Paulo Freire dice que:

…uno de los aspectos básicos del sistema de educación que allí se constituye es el llamado que se viene haciendo a los educandos para que, al lado de su indispensable formación científica y concomitantemente con ella, en una práctica adecuada, desarrollen la solidaridad, la responsabilidad social, el gusto por el trabajo libre, como fuente de conocimiento, en la producción de lo socialmente necesario…

Resulta entonces necesario resaltar: es incluir para que se siga incluyendo. Incluir estudiantes para que esos y esas estudiantes incluyan más participantes al sistema.
 
No hay, por otro lado, inclusión sin calidad. Es una mentira, un engaño que se perpetra en el desenlace del camino, cuando se comprueba la precariedad de la tarea realizada. Por ello el trabajo permanente sobre la tensión entre calidad e inclusión es imprescindible.
 
Del mismo modo que es imprescindible saber que esta tensión existe y que no es posible disolverla, sino a costo de anular los postulados de la calidad o de la inclusión… es decir, asumiendo el elitismo o la segregación.

Calidad, pertinencia e inclusión son de este modo un trípode fundante, pero al mismo tiempo un esquema evaluativo de las prácticas que proponemos.

 

Las múltiples hibridaciones en lo educativo

 

El formato de educación híbrida articula elementos e instancias de la educación presencial con modos remotos -sincrónicos y asincrónicos- a través de distintos medios como plataformas de aprendizaje en línea, televisión, radio, cuadernillos.

Trabajar en este formato requiere más que simplemente distribuir tareas entre una instancia y las otras. Es posible utilizar esa articulación entre los distintos recursos para construir un entorno que favorezca los aprendizajes, y que las políticas diseñadas en los espacios de “Educación a Distancia” sean algo más que un cambio de canal en la transmisión de contenidos. Y es también una oportunidad mucho más potente para proponer y propiciar el desarrollo de las habilidades de colaboración entre los estudiantes, una solidaridad horizontal que debe practicarse tanto en las instancias presenciales como en las remotas.

Desde hace mucho tiempo en el ámbito educativo hemos venido trabajando en combinaciones de propuestas que utilizan formatos diversos para la tarea: así las y los docentes hemos pedido al grupo de estudiantes que investigara en Internet algún dato; o hemos propiciado el uso del teléfono celular para filmar o registrar situaciones; o distribuido textos en formato digital por las redes.

Sin embargo, el desafío de desarrollar una educación híbrida, inclusiva, situada, pertinente, de calidad, se trata de algo más que el mero uso variado de recursos. Necesitamos repensar el acto educativo, sus sentidos y los impactos esperados, y diseñar dispositivos de enseñanza y aprendizaje que despierten el interés y la atención de las y los estudiantes por aprender de maneras diferentes en cada una de las instancias articuladas.

Y esta construcción es híbrida por múltiples hibridaciones: ya mencionamos las relacionadas a los recursos y andamiajes; pero también las situaciones heterogéneas en los grupos de estudio (que en nuestras prácticas llamamos diversidad), las realidades diferentes en las distintas locaciones (que conocemos como particularidades territoriales), las situaciones diversas que podremos contemplar, abordar y superar (de conectividad, climáticas, sanitarias, de distancia, de agenda, etc.)

 

Así, pensar la práctica como una práctica híbrida implicará diseñar un andamiaje alternativo (y alterativo) de acciones y propuestas que facilite y mejore las posibilidades de participar en los momentos de construcción de conocimiento de cada espacio.

Trabajar en línea es una operación compleja y delicada con muchos factores interrelacionados que debemos sopesar: el nuevo rol del/la docente, la autonomía del/la estudiante, el tipo de materiales educativos, uso de vías de comunicación electrónicas, entre muchos otros; y se requiere de una integración dinámica.

Se trata de una tarea que debe convocar a las distintas áreas de la Facultad, para compartir miradas, problemáticas en escena, experiencias y situaciones a resolver; e investigar sobre herramientas, recursos e instancias de comunicación que puedan ser acopladas, enlazadas en el campus de Moodle; concebido entonces no simplemente como un conjunto de “aulas” sino como una plataforma que permite interacciones diversas, algunas de ellas dentro mismo de sus espacios y otras por fuera, y siempre dejando rastro, registro, al interior de la plataforma.
 
En definitiva: esta tarea de construcción siempre es original y única, ya que responde necesariamente a cada territorio, a cada grupo, a cada situación.
 
Hay, sin dudas, instancias organizadoras comunes y definiciones político-pedagógicas que orientan, dan sentido y contienen las prácticas posibles. Pero también es necesario un ejercicio creativo permanente de educadoras y educadores; y la conducción de las distintas áreas, para responder a realidades dinámicas y heterogéneas.

Por eso se requiere de la tarea colaborativa de responsables de cada uno de los espacios involucrados; y de la propuesta de reflexión y capacitación docente para su implementación.

 

Las preguntas

 

    • ¿Cuál es la mejor modalidad para responder a las expectativas de las y los estudiantes, especialmente con relación a su aprendizaje?
    • ¿Qué formación se debería proponer a los y las profesores/as para acompañar nuevos horizontes en su rol docente?
    • ¿Cómo organizar la producción de materiales?
    • ¿Cómo evaluar los desempeños, los logros y los impactos de la modalidad híbrida al nivel de las y los estudiantes? ¿Y de los y las docentes?
    • ¿Y en relación con el ámbito no docente ¿cómo articulan las propuestas educativas en el modelo híbrido?
    • ¿Cómo articular las acciones de investigación y de extensión desde esta perspectiva?
    • ¿qué decisiones político institucionales son necesarias para propiciar estas dinámicas?

 

Estas preguntas orientan las búsquedas de la propuesta.
 

Preguntas que sólo pueden ser respondidas colectivamente con los y las responsables de cada uno de los espacios, con los y las protagonistas de cada una de las instancias educativas.

En general la tendencia en educación hacia un uso cada vez más intensivo de las TIC y de la comunicación asincrónica parece irreversible. Las consecuencias de este hecho son aún poco conocidas. Pero, es necesario resaltar la importancia de un elemento fundamental que merece ser tenido especialmente en cuenta: la educación articulada en el marco de las redes debe preservar con firmeza el principio de apropiación ciudadana y democrática de las tecnologías; a riesgo de convertirse en una herramienta de exclusión y, consecuentemente, de opresión de los sectores populares.

Cuando las y los estudiantes tienen la posibilidad de elegir entre una formación presencial y una desarrollada completamente en línea, quienes eligen la última lo hacen por razones externas al modo de aprendizaje: son en general estudiantes no tradicionales, de tiempo parcial, trabajadores/as, que viven lejos de los espacios educativos y que tienen complicaciones de horario. La preferencia por la instancia presencial se debe a múltiples factores: escasa disponibilidad de dispositivos, acceso y conectividad, y una confianza mayor en las interacciones que la presencialidad propicia para la comprensión y resolución de dudas en los contenidos.

Las alternativas que contemplan la articulación entre diversos entornos y dispositivos tienen, sin embargo, una respuesta y aceptación mucho mayor entre los y las estudiantes. Aparece como necesario entonces contemplar algunas cuestiones fundamentales para la tarea:

 

  • mantener una comunicación fluida, dialógica y constante con los y las estudiantes;
  • desarrollar materiales pedagógicos en varios formatos con un nuevo enfoque;
  • desarrollar una capacitación inicial a los y las estudiantes, graduadas y graduados;

en el desarrollo de la tarea educativa, será importante tener en cuenta algunas variables locales como:

        • las que configuran el ambiente de aprendizaje;
        • las de las tecnologías y el acceso a las redes;
        • la de la pedagogía y didácticas puestas en juego; y
        • las condiciones cotidianas de las y los estudiantes

       

Las experiencias de educación híbrida desarrolladas son en general modelos que incorporan componentes de educación en línea dentro del aula, ya sea mediante distintas aplicaciones o con portales educativos.
En comparación con la modalidad de presencialidad física concreta aparecen mencionados efectos positivos en los vínculos, resultados y una percepción positiva del aprendizaje.
El esquema híbrido permite fomentar en cada estudiante la posibilidad de aprender a su ritmo, y al ritmo de su grupo; ya que el modelo permite una fuerte personalización del proceso, dentro de pautas generales.
 

La incorporación de la educación híbrida en una propuesta educativa

La decisión político-pedagógica de construir y transitar formatos de educación híbrida en las instituciones requiere inicialmente de una primera precisión: se trata de un proceso. De ninguna manera cabe esperar que la acción asumida cobre funcionamiento inmediato, como si se tratara de la instalación de un software en la PC. Se hace necesario un trayecto reflexivo, local, situado, en el que la construcción va desarrollándose y tomando la forma de la realidad con la que debe trabajar.

 

Y este proceso requiere ser desarrollado en dimensiones que son en algunos momentos simultáneas y en otros secuenciales; sabiendo que además la mayor parte del tiempo habrá intersecciones y solapamientos en esas dimensiones.

Se trata de una comprensión dialéctica del proceso.

La innovación que se propone necesita ser conducida y acompañada en distintos aspectos: marcos normativos; marcos tecnológicos; marcos de reflexión, formación, evaluación y acompañamiento; marcos socioeducativos que atiendan necesidades concretas particulares asegurándose que el proceso no promueva una nueva exclusión; marcos de explicitación, difusión y docencia a la comunidad en general (no sólo académica) para que comprenda el paso que se da, y las posibilidades de inclusión educativa que alienta.
 
De tal modo, es necesario pensar en un trabajo articulado que genere espacios de encuentro, reflexión, formación y construcción de propuestas entre:

secretarías, direcciones, áreas;

cuerpo docente;

cuerpo no docente;

estudiantes y graduados/as;

la comunidad.

En este proceso, entonces, es necesario comenzar con acciones concretas tendientes a generar:

el dimensionamiento de la propuesta, motivación y acompañamiento en la coordinación de las diversas secretarías, direcciones, áreas y claustros para el desarrollo de proyectos de educación híbrida;

 

una reflexión que articule las nuevas habilidades – las necesarias y las presentes – con el aporte de nuevas miradas pedagógicas y de propuestas formativas para docentes. El esquema educativo emergente requiere determinadas competencias con el objetivo – entre otros – de hacer más atractiva y potente la experiencia de los y las estudiantes, capturando su interés y propiciando un trabajo de aprendizaje profundo y significativo;

el desarrollo de espacios de reflexión, integración y construcción de propuestas con trabajadores/as no docentes de la Facultad;

 

la construcción de contenidos, desarrollo y acceso a plataformas, redes y recursos colaborativos a fin de priorizar y flexibilizar el currículo; investigando la amplia oferta de plataformas, software y contenidos que son necesarios y que cumplen diversos roles dentro de un modelo de educación híbrida, con distintos niveles de efectividad. Los contenidos y su desarrollo deben, sin embargo, integrar también otras estrategias que no sean necesariamente digitales para adecuarse a las condiciones de acceso a conectividad, y a los dispositivos en particular para estudiantes más vulnerables;

integración, formación y acompañamiento de estudiantes y graduados/as no sólo en las dimensiones de acceso a las tecnologías (imprescindibles, por otro lado, para la implementación del proyecto) sino, además, en relación a los procesos de construcción de aprendizajes y la propuesta curricular de contenidos, dimensión central en el recorrido formativo;

 

dimensiones tecnológicas de equipamiento, infraestructura y conectividad en un escenario que hace imprescindible considerar las brechas de acceso a conectividad y la variedad de dispositivos tecnológicos, lo que configura un desafío tanto para la Facultad como para sus docentes, estudiantes, no docentes y graduados/as.

 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de educación en línea?

 

“La educación en línea propone la construcción de un espacio de encuentro a partir de la utilización de la tecnología a fin de promover situaciones de aprendizaje fundamentadas en la construcción social del conocimiento”
(Tarasow, 2014, pág. 25)

La tecnología no pretende reemplazar ni enumerar los procesos de la educación presencial, sino que a través de ésta se pretende crear nuevos espacios para favorecer y fomentar la construcción del aprendizaje.
El uso de la tecnología se fundamenta en las decisiones didácticas y pedagógicas por parte de quien enseña.
Por tanto, la tecnología se convierte en el medio, en el aula, en el espacio de encuentro y circulación de saberes, en donde se convoca a todos los actores del proceso educativo: educadores, estudiantes, contenido, recurso tecnológico, con el fin de generar interacciones en pos del proceso de enseñanza y del aprendizaje.

¿Qué significa esto? El autor, en esta afirmación nos invita a pensar las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías digitales, para facilitar la interacción entre pares y potenciarlas con las teorías y modelos pedagógicos que durante el siglo XX dieron cuenta de otras formas de entender el aprendizaje y la enseñanza, modelos diferentes al tradicional.

Para adentrarnos más en su conceptualización les proponemos mirar una entrevista que le realizaron al autor en la feria del libro de Buenos Aires en 2019:

 

Link del video: https://www.youtube.com/watch?v=8g9V8FSzvcY

La exposición de Tarasow nos deja en claro que el desafío consiste en la utilización de la tecnología para generar una propuesta formativa que involucre con creatividad y compromiso a los estudiantes, por eso es una tarea compleja pero a la vez desafiante.

Un nuevo escenario educativo

La web y la facilidad de interacción con ella nos permite concebir a la tecnología no sólo con el objetivo de acortar las distancias sino para proponer un nuevo escenario, un nuevo entorno de enseñanza, una nueva dimensión, que permita el desarrollo de los procesos de construcción del conocimiento a través de la interacción entre pares, las fuentes de información y el accionar del educador.

Características y diferencias de la enseñanza presencial y en línea

Por otro lado, existe el modelo de educación semipresencial o b-learning, el cual realiza un mix entre la presencialidad (con sus características) y la virtualidad.

 

 

Créditos
Autoría: Inteligencia Natural
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