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La degradación de lo sensible

por Dr. Alexis Rasftopolo

A la memoria de Nora Cortiñas.

En estas cuatro décadas de democracia es un dato comprobable que perduran las dificultades para comer, educarse y curarse como sería deseable. Por cierto, en estas horas, al cumplirse el primer semestre de gobierno de Milei, gran parte de nuestra población padece situaciones de pauperidad que se han ido agudizando y que se tornan inaguantables.

Y mientras JM minimiza la magnitud de la situación social, relativizando el hambre y las penurias padecidas, penurias que, ciertamente, vienen siendo reforzadas con sus medidas desde el minuto cero de la asunción de su gobierno, en Misiones, por caso, las y los trabajadores de la educación, seguridad, salud y de otras reparticiones públicas se lanzan a las calles poniendo de manifiesto el hartazgo y la necesidad de luchar para contrarrestar tanta injusticia.

Estamos ante la degradación de lo sensible. Respirando y experimentando la violencia cotidiana, masticando bronca, mientras el presidente de la Argentina en total divorcio con la realidad ofrece cantos burdos, libros plagiados y alocuciones endebles intentando adaptar la desmesura de las realidades nuestras a esquemas teóricos que pretenden sostener y argumentar las supuestas bondades de la miseria planificada; sí, esa misma que denunció Rodolfo Walsh en su carta de 1977.

La miseria planificada está a la vista: desocupación, pobreza, aumentos exorbitantes del servicio de agua, luz, internet, transporte, o los alquileres y el combustible, mientras que, los que pueden, practican el triple empleo haciendo piruetas para llegar a fin de mes.

Caída libre del consumo de alimentos y de todo lo demás, una recesión inenarrable, en suma, mientras, en concomitancia, el bloque de clases dominante y las grandes empresas, muchas de las cuales proveen los mencionados servicios, se tornan cada vez más opulentas.

Frente a tal estado de cosas, algunas encuestas nos hacen saber que, a pesar de tanta fechoría, parte de nuestra ciudadanía conserva cierta confianza hacia el presidente.

Pero, acaso, convenga ser cautos en cuando a la perdurabilidad de esa “confianza” y más bien atender a la metáfora que Alejandro Horowicz utilizó para aludir a la gestión Milei cual si fuera “un helado en una parrilla”.

En efecto: es inexorable que el helado se derretirá más temprano o más tarde, pero el punto es el horizonte cultural que tales experiencias vienen alimentando: la naturalización de que no es tan grave  o, peor, que nada puede hacerse ante las violencias del capitalismo que ya está poniendo en peligro al planeta y a la vida en su totalidad; el imperio de los negocios y la acumulación porno-económica, en yuxtaposición a formas de la desigualdad jamás vistas, abonada por la celebración desenfrenada de la “propiedad privada” y la tesis de que “la justicia social no existe”.

Estas formas de la cultura tanática que contrarresta el valor de la vida digna, nos lleva a ver esas experiencias políticas que se tramitan no precisamente en los recintos de la política  institucional, sino más bien en otra parte: en las calles, a la vera de las rutas, en los acampes, en esas expresiones de la potencia de lo colectivo, en el ejemplo de las y los trabajadores más diversos, en las acciones incansables de nuestras Madres y militantes sociales y de derechos humanos, en quienes sostienen la olla en los barrios y comedores y que exhortan a que se entreguen los millones de kilos de alimentos que se pudren, de manera perversa, en este preciso momento, en galpones de Villa Marteli o en Tafí Viejo; en la música de las cacerolas y en esas diversas voces populares de las marchas y las medidas de lucha que reclaman lo básico, lo fundamental: defender la vida digna.

Cuidar el trabajo, que en lengua euskera remite al “camino del pan”.

Pero, principalmente, proteger la vida. Puesto que, si ella se acaba, se esfuma la posibilidad del lenguaje y lo que, a través de él, cobra existencia.

Acaso sea, una vez más, la hora de los pueblos.

(Publicado en https://neaconatus.wordpress.com)

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Publicado en: Secretaría Académica