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Reflexiones sobre cómo enseñar y aprender en el tiempo del Conoravirus

Lic. Laura Patricia Peper (*)

Esta pandemia se desató al modo de un tsunami, de todos los momentos malos por los que atravesamos esta peste tiene la característica de que no reconoce sexo ni posición socioeconómica, ni niveles educativos ni ninguna de las características que en nuestras vidas cotidianas nos enmarcaban un lugar en el mundo Nos afecta a todos y nos deja sin posibilidades de anticipar el momento en que te podés contagiar. Es mucho más traumática como experiencia que una guerra. En una guerra se conoce la cara del enemigo, se anticipa un tiempo de confusión y muerte, se puede luchar.

Este virus es tan pequeño que yo misma podría portarlo, o el otro, mi amigo, mi hermano, mi hijo. 

En los medios el “Quedate en casa” se convirtió en una bandera de esperanza… como un “ya va a pasar”  si sos buena gente y evitas encontrarte con otros seres humanos frágiles como vos.

No va a pasar hasta que se encuentre una vacuna.  El coronavirus vino para quedarse un buen tiempo.

Cuando hablamos de trauma hablamos de un suceso completamente impredecible que cambia la vida de un sujeto para siempre. Se puede curar pero hay que reconocerlo  como traumático antes.

Nuestra vida estaba signada por el capitalismo neoliberal. Somos las cosas que tenemos y los resultados que conseguimos. Esto nos habita tan imperceptiblemente como el patriarcado. 

Por ese motivo me preocupan las respuestas que dio el sistema educativo ante la cuarentena: chats de profes desbordados ante la impotencia, tratando de dar una solución que no manejaban antes para alumnos que debían recibir el esfuerzo siempre que tuvieran los medios para hacerlo. Alumnos que no nos podemos imaginar pero que seguramente están tan devastados como nosotros. 

Clases que van a dejar ineludiblemente el encuentro con el otro, la relación amorosa que se pone en juego en el acto de enseñar y aprender, donde en realidad transmitimos la pasión por los textos y por el saber.

Que se pueda establecer una continuidad educativa a modo de contención para evitar hasta donde sea posible el desgranamiento es una medida interesante, un modo de tenerlos unidos en la conciencia de que esta pandemia  nos cambia a todos y que estamos todos abocados a seguir viviendo, del mejor modo que podamos, sin ponernos más presiones y sin ponerles presiones a ellos, nuestros estudiantes.

Realizar trabajos que puedan ser estimulantes y que los invite a participar en el entramado de contención podría ser otra alternativa. 

Lo que no podemos hacer es encarar este momento como si no estuviera sucediendo.

Laura Patricia Peper

Licenciada en Psicología (UBA). Especialista en Salud Mental Residencia Interdiscipinaria en Salud Mental (RISAM) Ministerio de Salud de La Nación- Ministerio de Salud Pública de Misiones. Especialista en Docencia Universitaria (UNaM)

Es Profesora Adjunta de las cátedras Introducción a la Psicología (Departamento de Antropología) y Psicopatología (Departamento de Educación Especial) de la FHyCS. 

Es Coordinadora del Equipo de Psicología Intercátedras (EPI) de la FHyCS.

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