“Tenemos que hacer que la sociedad tenga acceso a las condiciones básicas de hábitat”

El especialista en hábitat social, Arq. Guillermo Marzioni, realizó un diagnóstico sobre el escenario argentino en torno a la producción de vivienda, y la dimensión social del rol que juega la Universidad en este proceso.

Dentro del ciclo “Posadas: una ciudad, muchas miradas – Aproximaciones al entramado urbano”, el Arquitecto Guillermo Marzioni brindó la charla “Capacitación para el trabajo y oportunidades laborales”.

El encuentro se llevó a cabo el viernes 4 de noviembre en el SUM del Edificio Juan Figueredo, donde el especialista expuso sobre las concepciones sobre hábitat urbano y rural y los acuerdos con la FHyCS para la organización de una Diplomatura sobre el tema.

Un sustancial eje que define la problemática del hábitat es la participación activa de la población en la decisión sobre cuestiones de planificación barrial, control de espacios sanos, autogestión de las soluciones a los problemas de la vivienda, entre otros.

En el marco de esta jornada, la Secretaría de Investigación y Posgrado, a través de ComHum, tuvo una conversación con el especialista.

Marzioni se refirió a la reciente realización de Hábitat 3 en Quito, la última edición de la Cumbre Internacional en la que presidentes y representantes de los países se reunieron para discutir y re-pensar las políticas de hábitat desarrolladas en las décadas pasadas.

Esta fue la oportunidad para la revisión, la evaluación y la puesta en futuro de cómo se ve la situación de nuestro territorio.

Según Marzioni, en las últimas dos décadas, Argentina atravesó períodos bastante diferentes. Uno de ellos es el que instaló definitivamente el neoliberalismo en la década del ’90.

“La política histórica que había arrancado en los ’70 del Fondo Nacional de la Vivienda, era una forma en el sector asalariado, con menores ingresos en general, tenía un acceso a la vivienda a través de una articulación entre el sindicato de la UOCRA, el sindicato general de los trabajadores, la Cámara de la Construcción, y el Estado“, relató.

Según él, estos actores eran las patas donde se apoyaba la política de vivienda estatal pública que se instaló desde 1972 en adelante. Esquema que siguió con vigencia hasta el 2003, cuando sufre una modificación a través de la cual se atiende a los sectores populares que experimentaban mayores necesidades.

Marzioni explicó que un punto de quiebre se dio en 1996, año en el que se realizó la segunda cumbre de Hábitat en Estambul. Argentina se encontraba en un momento de pleno apogeo de las políticas sumidas bajo los designios del Consenso de Washington.

En este contexto, “el Estado se retira, la desregulación es la ley, y donde se abandona mucho de lo que todavía quedaba del Estado de Bienestar“.

El planteo que se trae desde esta última cumbre es la posibilidad de implementar políticas destinadas a los sectores con mayores necesidades, dando lugar a una serie de metodologías de intervención que reconocían las cuestiones etarias, étnicas, la diversidad cultural, y también la forma constructiva de implementar por la diversidad de materiales y poder implementar mejoramientos en las partes de las construcciones que lo requieran.

“Toda esta riqueza se da en un contexto de repliegue del Estado. Podíamos implementar programas de construcción de viviendas que contemplen esta diversidad, pero sin tocar el punto clave que es un Estado neoliberal, conservador, de repliegue, de retroceso”.

Guillermo Marzioni

Este proceso de repliegue estatal termina de estallar en el 2001, reconocida en nuestro país como una fecha bisagra. “Recién a partir del 2004, vamos a ver, después de instalado lo que hoy reconocemos como el kirchnerismo,  una intención de que las viviendas se empezaron a construir nuevamente en los barrios“, afirmó el arquitecto.

La resultante material de ello fue palpable en los barrios, donde no solamente las viviendas fueron mejoradas, sino también se construyeron otros espacios que forman parte del hábitat, como los salones comunitarios.

De este modo, tras haber atravesado una etapa neoliberal cuya consecuencia fue una acuaciante crisis económica y social, se empezó a recomponer la idea de la construcción de viviendas como industria, en el sentido de producción de materiales para las mismas.

De acuerdo a Marzioni, se trató de un modelo que sirvió para recomponer, a través de cooperativas de trabajos, la posibilidad de que se podía ser remunerado el trabajo vinculado a las mejoras en los barrios, construcciones de viviendas, o algunas otras públicas menores. La cuestión habitacional -y la del hábitat- se entendió como un aspecto que obtuvo mejorías, en el marco del escenario de una recomposición más amplia.

“Saltamos de la necesidad imperiosa de la crisis a la posibilidad de pensar que el hábitat era mejorable”, sostuvo el especialista.

Para finalizar, el experto en hábitat, expresó que, en materia de derechos, hubo una expansión de aquellos conocimientos sobre las problemáticas de regularización de dominio, y un reconocimiento –en los niveles municipal y provincial- de que era necesario abordar la cuestión de los asentamientos.

Al respecto, Marzioni manifestó que “se dieron también situaciones nuevas de asentamientos en tierras que parecieron medianamente espontáneos porque también se puso en cuestión dónde y cómo surgieron estos nuevos barrios de voluntad popular, porque había situaciones poco claras respecto al título de la tierra.“

Sobre el disertante

Guillermo Marzioni es arquitecto por la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral. Magíster en Hábitat y Vivienda por la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Ha realizado un Posgrado en Desarrollo Local en Áreas Metropolitanas en la  Universidad Nacional de General Sarmiento. Se ha desempeñado como director del Hábitat para la Infraestructura y el Equipamiento Comunitario en la Comisión Nacional de Tierras para el Hábitat Social de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación.