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Transito entre virtualidades

Por Lic. Sybil Mac Lean (*) 

Aporto esta reflexión desde mi lugar de Profe de Psicología Social, una materia directamente ligada a nuestra condición humana, que se constituye solamente en tanto social y que se ve fuertemente interpelada en este momento. Todo lo que está sacudiendo al mundo, nuestra fragilidad, los intereses en puja, la solidaridad y la insolidaridad, nuestros ideales se han puesto fuertemente en cuestión, como también, la representación de le otre y de nosotres mismes, que se ponen en juego. Por ello el proceso de enseñanza y aprendizaje no se trata tan solo de “transmitir contenidos” desde un modelo de educación acumulativa aun vigente, sino de recuperar algo de nuestra condición de sujetos con otres, algo de lo que implican los vínculos, y de las dinámicas que se ponen en juego en los mismos. Desde este punto de partida, es fundamental que comencemos por encontrarnos docentes y estudiantes, y todo lo que eso involucra, incluidos los desencuentros y los malos entendidos. Qué encuentro es posible en la virtualidad de las redes y plataformas informáticas? 

Algunes de quienes tenemos más de 20 o 25 años nos incomodamos un poco al tener que iniciar  este recorrido inesperado por las cursadas en la virtualidad digital. Todes en alguna oportunidad hemos recurrido a las TICS como medios (algunes mas que otres) incorporados a la dinámica académica, y hoy parecen ser un fin. Acostumbrades a todo lo que acontece en el encuentro con otres en pasillos y aulas, algo se nos presenta como dificultad al momento de iniciarnos en la pura virtualidad digital, sin desestimar las posibilidades que el mundo digital nos abre. 

Una pregunta posible es la siguiente: tiene esta suerte de resistencia, tan solo que ver con la incorporación y aprendizaje del manejo de las plataformas virtuales? O hay algo más que se nos interpone y que no lo estamos pudiendo racionalizar del todo? 

Si partimos de la base de que la construcción del conocimiento es intersubjetivo e involucra vínculos afectivos, con el conocimiento (epistemofilia), con le otre, nos podemos preguntar cómo hacemos para poner a circular algo de la libido – del amor – con este nuevo formato en el que se nos presenta le otre, a partir de las limitaciones que las pantallas implican, para nosotres. Hasta hace un mes el vínculo involucraba una presencialidad, algo del contacto físico, de la percepción de sonidos, aromas, miradas, gestos, del desplazamiento en el espacio, que se verá resignado (o al menos limitado) en la nueva modalidad académica.  La representación de le otre, tal como la teníamos construida, ya no alcanza en la labor que iniciamos. La angustia aparece velada como resistencia a esta nueva forma de presencialidad que implica una renuncia al contacto, tal como la veníamos habitando. 

Sin pretender establecer categorías de mejor y peor, sí creo que nos enfrentamos a la necesidad de una nueva construcción representacional del vínculo con le otre, en la que algo de la espontaneidad en la que le otre y nosotres nos revelamos, ha de perderse. Pero aparecerán otras virtudes, o tendremos que ir descubriendo y construyendo, probablemente aprendiendo de les estudiantes, pidiendo ayuda. 

Tal vez esta suerte de lazo social distante implique un conflicto para quienes nacimos y nos criamos como generación x, pero no así para les estudiantes de la era digital, familiarizades con las dinámicas y herramientas de internet, sin dejar de recordar la existencia de la desigualdad en este aspecto. 

Nos enfrentamos a la necesidad de construir un nuevo sujeto del aprendizaje? No se trata del cambio de una realidad por una virtualidad, sino de la reconfiguración de la virtualidad, de un pasaje de una realidad virtual a otra realidad virtual diferente, en la cual le otre, interlocutor de la clase, está de otra manera. Hay más de incertidumbre que de certezas, por lo cual el desafío es ir construyendo juntes lo posible, cuya enunciación entraña lo no posible. Algo hemos de perder. 

Tal vez hoy la posibilidad de un encuentro tenga que ver con compartir algo de lo que nos pasa como personas atravesadas por la pandemia, de dar lugar a las vivencias, a los temores, a las incertidumbres, a la angustia y la frustración que nos genera la situación. Tal vez desde el dolor compartido podamos iniciar una construcción conjunta de un espacio colectivo que nos albergue en la diversidad, y que nos permita recuperar algo de la escucha de le otre, que no se reduce a oir, y que es una forma de cuidar.

Sybil Mac Lean 

Licenciada en Psicología (UNC). Especialista en Salud Mental por la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental y Especialista en Docencia Universitaria (UNaM).

Es Profesora Adjunta en la cátedra Psicología Social de las carerras TISE, LITADIS, y Lic. en Trabajo Social de la FHyCS.

Forma parte del equipo de profesionales de la Oficina de Protección de Derechos y abordaje de las violencias de la FHyCS.

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Publicado en: Secretaría Académica